Cuánto silencio,
cuánto silencio.
Es que hay lágrimas que brotan desde el cielo.
Caen gotas en silecio, se suman al sonido de la nada,
aturdida nada por las gotas desde el cielo
que desprolija pero paciente ordena sus átomos,
-formitas de algo en el aire-,
hasta vibrar en su propia frecuencia.
Se cargan y explotan, escupen escalas mudas,
como un poco de polenta hirviendo.
1 comentario:
Hola Pablo, muy bueno tu blog! Además de la alegría de saber que hay más gente buscando nuevas formas de hacer y estar en éste, nuestro, mundo.
Abrazo,
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