Tampoco del sushi y menos de freddo.
Tenía un caballo blanco no sé de que color,
que bosteaba ahi cerquita de dónde esta la flor,
o por el laberinto con forma de animales
detrás de ATC.
Tampoco vió aterrizar un avión
ni comió un pancho en Avenida Sarmiento
y lejos estuvo de ver la escultura de Bottero.
Ni siquiera pudo imaginar al meteorito que está
en la puerta del planetario
o bailar el dos por cuatro.
Pero la pregunta era:
Libertador, de qué nos libraste?
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