viernes, 30 de mayo de 2008

Eterna


En el punto en donde las raíces
se toman las manos,
ahí encuentro mi voz, paciente.

Sólo desde ahí y no desde otra parte,
me animo a decirlo.
Desde las sombras asoma mi voz, no antes.

La mirada es sólo una ventana,
una maraña de raíces que miran mis manos
y las acarician, les dicen lo posible.

Germinada la semilla, no fue regada.
Fue la primera y al secarse
el sol su muerte, muestra.
Oculta y pequeña espera, mi voz eterna.

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