Es curiosa la forma en que se traban las amistades. Luego del encanto inicial tras el exceso de copas y hasta el deslice de confesiones nunca hechas antes, el juego del conocimiento mutuo, los saberes comunes y el rescate de lo simple. Lo dificil parece ser el dar las primeras puntadas, poner la confianza -la propia y la del otro- en juego. La amistad es la consecuencia de nuestro sentido de ella. La suma de pequeños retasos de vida de otro que tambien perduran en uno.
Un rato o una vida, es lo mismo. Ya lo decìa nuestro querido Diego Frenkel cuando cantaba que los mejores amigos a veces son aquellos desconocidos. Estar frente a la posibilidad de nuevos mundos que se abren es tambien entragarse a la aventura. Comenzando desde lo mas banal a lo mas profundo a medida que se vacian las botellas, el ritmo natural de las noches entre gentes.
Buenos Aires plagada de amigos extranjeros, la nueva conquista europea permite que se nos abran las puertas de los espacios ignorados por lo cotideano, transformado ahora en curiosidad y la pregunta de como toda la vida pasa a las espaldas de uno...
Un rato o una vida, es lo mismo. Ya lo decìa nuestro querido Diego Frenkel cuando cantaba que los mejores amigos a veces son aquellos desconocidos. Estar frente a la posibilidad de nuevos mundos que se abren es tambien entragarse a la aventura. Comenzando desde lo mas banal a lo mas profundo a medida que se vacian las botellas, el ritmo natural de las noches entre gentes.
Buenos Aires plagada de amigos extranjeros, la nueva conquista europea permite que se nos abran las puertas de los espacios ignorados por lo cotideano, transformado ahora en curiosidad y la pregunta de como toda la vida pasa a las espaldas de uno...
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